miércoles, 25 de mayo de 2011

Adaptación: " Toda clase de pieles"

Había una vez en un  lugar muy lejano  un hermoso e inmenso palacio donde vivían muy felices una joven pareja de reyes. Pero pasaron  los años y la joven pareja comenzó  a estar un poco triste ya que, su gran ilusión era tener familia y no lo conseguían. Tras el paso de algunos años mas la reina le dice a su marido que está esperando un bebe. Los reyes estaban muy contentos y al cabo de 9 meses nació una preciosa niña tan guapa como su madre,  aunque muchos decían que incluso más guapa, y eso que era muy difícil.
Los reyes estaban muy contentos, pasaban horas y horas con su hija, mirándola, contemplando lo guapa que era… Pero, días después la reina seguía manchando y el médico hablo con el rey y le dijo que su esposa estaba muy mala y que se debería despedir de ella porque iba a morir. El rey muy triste, porque estaba muy enamorado de su esposa  fue a despedirse de ella. La reina que se daba cuenta de que se moría le dijo que no se preocupara, que tenía que pensar en la niña que tenían en común, que no la faltara de nada, que la cuidara, que la hiciera muy feliz…Y a los pocos días la reina murió. El rey estuvo muchos días muy triste hasta que se dio cuenta que debía estar bien por su niña y ocuparse de ella.
Con el paso del tiempo esa niña tan guapa a la que todos querían y admiraban se fue convirtiendo en una hermosa mujer. Su padre que se daba cuenta pensó que en poco tiempo su hija se casaría y se iría a vivir a otro palacio muy lejos de allí y que él se iba a quedar muy solo. Como el rey había prometido a su esposa en su lecho de muerte que siempre cuidaría de su hija pensó que debía hacer algo. Entonces el rey comenzó a buscar en los reinos cercanos entre reyes y príncipes que se pudieran casar con su hija, y encontró  lo que quería, un rey dispuesto a casarse con su hija y que poseía un palacio que se encontraba muy cercano al suyo.
Cuando el rey se lo dijo a la princesa, ella le dijo al rey que no se podía casar con ese rey, que no estaba enamorada de él, que además era un hombre muy mayor para ella y del que se oía que no era muy caballeroso. Pero la joven no logró convencer a su padre y para ganar tiempo le dijo que ella se casaría pero que antes la tenía que hacer el regalo que de bosas que ella quisiera, el rey le dijo que vale y ella le pidió un vestido tan dorado como el sol y otro vestido tan brillante como las estrellas. Y el rey mando buscar el oro más puro y que lo hilaran hasta conseguir el hilo más fino del mundo y que después buscaran los diamantes más puros y perfectos del mundo e hicieran un hilo transparente y engarzando diamantes en el hilo hicieran el vestido de diamantes más maravilloso del mundo.
Unos dos años después el rey pudo ofrecer a su hija los vestidos que le había prometido, su hija no se lo podía creer ya que, pensaba que sería imposible poderlo conseguir y que en este tiempo su padre se quitaría la idea de casarla. La princesa decidió probar por última vez y le propuso a su madre como último regalo de bodas que le hiciera un abrigo con todas las clases de pieles que existan en el mundo, y el rey la dijo que si ella lo deseaba que así sería. El rey mando a sus cazadores a buscar todas las pieles. Pasó un año y los cazadores volvieron con todas las pieles y comenzaron a montar todo el abrigo, quedo un abrigo ajustado por arriba, con una larga cola y largas mangas y con una gran capucha, era espectacular.
La princesa se dio cuenta que no podía luchar contra su padre y esa misma noche hizo un hatillo y guardo en él el vestido tan dorado como el sol, el vestido tan brillante como las estrellas y se colgó en una cadena que tenía tres joyas que tenía que habían pertenecido a su madre, una representaba una rueca de hilar, otra representaba una devanadera y la tercera el anillo de boda de su madre, se pone el abrigo de Toda clase de pieles y se escapa por la noche.
A partir de aquí la vida de la princesa cambia, ella vive escondida en el boque y siempre que alguien la encuentra ella dice que no sabe quién es y dice que se llama toda clase de pieles. Para que nadie la reconociera se recogía su larga cabellera rubia, se ponía el gorro de su hermoso abrigo y se manchaba la cara, se dedicaba a andar por las noches y a esconderse por el día ya que, no sabía cuando acababa la frontera del reino de su padre y no quería que nadie la reconociera  por si la mandaban al palacio con su padre. Empezó a cazar, a pescar, se hizo sus propias armas…aprendió a sobrevivir en el bosque con lo que podía. Y así pasaron meses y meses e incluso un año.
Un días comenzó a oír ruidos, perros caballos, gente gritando, flechas…y la princesa se escondió corriendo en un árbol y se cubrió con el abrigo de toda clases de pieles. Pero los perros la olieron y la acorralaron hasta que llegó el cazador. Cuando llegó el cazador resulto ser un joven que la intento sacar, ella no quería decía que era un simple animalito y que no la hicieran daño, el joven la preguntó su nombre y ella le dijo que todo el mundo la llamaba Toda clase de pieles. El joven la dijo que era amigo del príncipe y que se fuera con ellos que el príncipe la conseguiría un trabajo en su palacio, la princesa seguía diciendo que la dejaran allí pero finalmente el príncipe la montó en su caballo y se la llevó hacia palacio.
Cuando llegaron a palacio decidieron que el lugar en el que debería estar la joven sería en el lugar de criada, sirviendo a los reyes y al príncipe. La joven siempre iba muy tapada, con el pelo recogido , cuando tenía que recoger las habitaciones o la mesa siempre esperaba a que los reyes y el príncipe se retiraran, todo para poder evitar que la reconocieran y la mandaran de vuelta a su palacio y que la obligaran a casarse.
La princesa desde que entró como sirvienta a palacio siempre se había fijado mucho en el príncipe, le miraba cuando montaba a caballo, cuando hablaba con sus amigos… le parecía un joven muy guapo, atractivo y  encantador. Pensaba que era una pena tener que pasar por sirvienta sin que nadie la reconociera  pudiendo tener la posibilidad de casarse con él mientras era princesa. La princesa estaba enamorada del príncipe.
Pasó el tiempo, y la princesa tenía ya cerca de los 18 años y puesto que el príncipe tenía también los  mismos sus padres decidieron hacer una fiesta que duraría tres días para que el príncipe conociera a todas las princesas del mundo y decidiera con cual casarse.
Comenzaron todos los preparativos en palacio, todo el mundo estaba pendiente de que todo estuviera perfecto, y a los pocos días llegó el gran día. A la fiesta acudieron princesas de todos los lugares del mundo, eran jóvenes muy bellas, y todas iban con la misma ilusión que era que el príncipe las eligiera para ser su esposa. El baile comenzó y el príncipe bailó con unas y con otras. La princesa como siempre hacía observaba al príncipe en todo lo que estaba haciendo y pensaba en que ella podría ser una de esas chicas con la posibilidad de ser la esposa del joven del que estaba enamorada. Una de las veces en las que la princesa estaba mirando al príncipe, el joven se dio cuenta y rápidamente la princesa cambió el rumbo de su mirada.
Al siguiente día de la fiesta como todos los días, la princesa comenzó a realizar las tareas de la casa y empezó por la habitación del príncipe que era el que antes se había levantado para salir a montar a caballo. Cuando la princesa acabó de hacer la cama decidió dejar bajo la almohada del príncipe una de las tres joyas que llevaba en su collar, y le dejó la figurita de la rueca. Después de comer el príncipe estaba muy cansado de su ajetreado día y se dirigió a su cuarto a descansar para estar en buenas condiciones para el baile de la noche. Mientras estaba tumbado en la cama, metió las manos bajo la almohada para acomodarse y notó que había algo, lo cogió y vio que se trataba de una figura de un colgante de mujer, el príncipe extrañado bajó a preguntar a las jefas de la servidumbre que quien fue la responsable de recoger su habitación esa mañana, las jefas de la servidumbre no sabían quién era la responsable en ese día. El príncipe pensativo se quedo con la figura y la dejó en su habitación y se dispuso a prepararse para el baile de la noche.
El segundo día de baile sucedió igual que el anterior, volvieron a asistir muchísimas princesas de todos los lugares del mundo y el príncipe fue bailando con las que más le gustaban. Mientras bailaba con una de las princesas de la fiesta notó que alguien le observaba y miró y era la princesa que como todos los días no se perdía ningún detalle de lo que hacia el príncipe, cuando el príncipe la miró, rápidamente la princesa quitó la mirada. Esa misma noche antes de que el baile acabara, la princesa se dirigió a la habitación del príncipe y le volvió a colocar bajo la almohada otra de las joyas que llevaba en su collar, en este caso era una devanadera. Cuando acabo la fiesta , el príncipe se dirigió a su habitación y se metió en la cama para descansar de un largo día, cuando se acomodo, metió las manos debajo de almohada y se dio cuenta que había otra vez algo extraño, cuando lo sacó se dio cuenta que se trataba de una devanadera, al príncipe le parecía muy raro todo lo que le estaba pasando durante los  últimos días.
Al siguiente día, el príncipe estuvo muy atento de quien le limpiaba la habitación, pero cuando salió la sirvienta de realizar su tarea en la habitación el príncipe pasó y miro bajo la almohada pero no encontró nada. El príncipe intentaba encontrar alguna explicación a lo que le estaba pasando pero no lo conseguía.
El último día de la fiesta la princesa les dijo a sus jefas que se encontraba mal y que no podría encargarse del baile esa noche, entonces la princesa se dispuso a arreglarse y prepararse para asistir al baile ya que, pensaba que sería la última oportunidad que tendría para bailar con el príncipe. Cuando entro al baile todas las miradas se volvieron hacia ella, la princesa llevaba su larga melena rubia suelta y el vestido tan dorado como el sol, la mirada de la princesa al entrar se dirigió tímidamente al príncipe, el príncipe quedo fascinado, era la joven más hermosa que había visto nunca, además esa mirada le resulto muy familiar. Como no es de extrañar el príncipe inmediatamente la invitó a bailar, mientras bailaban el príncipe no podía dejar de miras esos preciosos ojos azules de la joven, se estaba enamorando desde el primer momento que la vio.
Al poco tiempo la princesa dijo que tenía que irse y el joven no la dejaba no quería separarse de ella, en los intentos de la joven de marchar sin que se diera cuenta el príncipe la colocó un anillo en su mano. La princesa se excusó diciendo que tenía que ir al baño y desapareció.
A la mañana siguiente, la princesa se dispuso a trabajar y como todos los días comenzó con la habitación del príncipe. Antes de marcharse de la habitación la princesa volvió a colocar bajo la almohada del príncipe otra joya, en este caso fue el anillo. En este momento el joven entro en la habitación a recoger su chaqueta  para la caza y vio que la sirvienta ya le había recogido la habitación y antes de salir miró debajo de la almohada para ver si encontraba algo como los días anteriores, la princesa se quedo muy parada y agacho la cabeza. El príncipe lo encontró y miró a la joven y reconoció esos ojos azules tan preciosos, se fijó en su mano  y se dio cuenta que llevaba el anillo que él la había puesto la noche anterior.
El príncipe dijo a la joven que no había dejado de pensar en ella desde la noche que estuvieron juntos en el baile y que se había dado cuenta de que se había enamorado de ella. Se besaron y la princesa le contó que estaba enamorado de él desde el primer día que le vio y le conto todo lo que le había pasado con su padre y por lo que se escapó del palacio. El joven la dijo que no se preocupara que era la chica con la que siempre había soñado, que se casarían y que no iba a dejar que nadie los separara.
A los pocos días, organizaron una fiesta en la que el príncipe pidió la mano de la hermosa joven, en esta fiesta la joven relucía esplendida  su vestido tan brillante como las estrellas y su larga melena rubia.  A partir de este momento se casaron y fueron felices hasta el resto de sus vidas.

1 comentario:

  1. Muy bien. Estaría mejor si hubieras cambiado los colgantes por objetos más conocidos por los niños.

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